jueves, 31 de octubre de 2019

Martes

Despertar 
Esa farola de enfrente de tu casa consiguió despertarme muchas veces. Recuerdo la luz entrando en la estancia y tu en la oscuridad. Siempre que dormíamos éramos uno; como nunca me había pasado antes, fusionábamos nuestro cuerpo deshecho en la cama tras habernos deseado. Entonces, con tu pierna por encima y cabeza en tu pecho, morir con el sol hasta el día siguiente. 
Era aquí y entonces cuando sentía tener el boleto premiado, era ahí cuando la cama me regaló el apego y las flores por la mañana. Te miraba. Como los niños con los juguetes por navidad,con la ternura y la perdida sensación de que moría en tus brazos. Era entonces cuando entraba la luz y me regalaba tus labios hinchados de haber dormido bien y tu pelo siempre despeinado, suave. Tu cuerpo caliente y tus brazos siempre buscando mi piel como un halcón intentando llegar a tierra firme con su presa. 
A veces llore mientras te miraba pensando en que quizá algún día podría acabarse pero no me sentí capaz de ponerle fecha. Y ahora que lo escribo viviéndolo, ojalá nunca haber imaginado esto. 
Abrías los ojos en cuando yo me movía como intentando siempre mantenerme a gusto sin comprender que yo, en realidad estaba siendo la niña más feliz del mundo, amaneciendo en día de reyes todos los días de tus despertares.