Como cuentan en mi titulo , no tener razones para quedarse es una buena razón para largarte.
Siempre me empeñé en alargar al máximo las cosas que mostraban la evidencia del "¡marchémonos!" pero , en todo este batiburrillo de ideas, en mi pequeño cajón de sastre no había más que huecos de vacío. Ahora y siempre hemos sido grandes tormentas que no quisimos empezar a caer. En Nueva York , esa sensación de ansiedad y angustia en el pecho es de las más comunes entre el malestar general ; la ausencia de buenas vibraciones y el compartir las aceras con gente indeseada.Ahora estamos más juntos que nunca en esta gran Manzana, donde siempre encuentras un banco donde relajar los ánimos y recordarte que siempre puedes volver a empezar.Cuando te apetezca: cuando sientas que ya no hay más estupideces que contarnos, cuando hayas creído saber todo de mi , siempre puedes decir, volvamos a empezar cariño. Y quizá sean esa clase de relatos abstractos tuyos lo que nos mantienen con vida, como dos entes pragmáticos con los que experimentar; ahora sí , jamás estuvimos hechos para vivir al otro lado de la acera, con los ojos tapados y la mente en blanco, creímos que podíamos pensar y solucionar los problemas pero , no nos engañemos , el futuro es nuestro.
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