Queda aun el sentimiento de que escribo por algo que no existe, la sensación indecisa de haber dudado alguna vez si descolgar o no el telefono. Reside aún entre mis lineas el espiritu de tu corazón, el alma de tus palabras traducidas a pequeños fragmentos de ciudad descompuestos en partes nuestras que no acaban de casar después de haberlas dejado enfriarse con estas bajísimas temperaturas que tenemos en Nueva York; sigue aún quedando la reminiscencia de que algún día me contarías todo lo que te callabas y me devolverías todos los besos que me robaste.
Aunque no me arrepiento de nada hasta este punto, en el que ni tu destino ni el mío nos dejan avanzar,ahora ya no hay manera de cerrar la herida.
Aún todavía de vez en cuando, me sigue quemando dentro.
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