lunes, 18 de noviembre de 2019

En la cama
Estaba claro que este amor no iba a ser el típico. Desde que te vi , lo supe. 
Me abrazaste fuerte cuando necesité que te quedases y mira, ahora, me despierto sola. 
Pero nunca se me va a pasar ese abrazo cuando viniste en septiembre. No se me puede pasar la felicidad que hizo que me brotasen las lagrimas después de hacer el amor. 
No me olvidare de esa cama gigante de Ávila, las invasion es en habitaciones ajenas ni la intimidad de todos los nidos. De como me fundo en tu cuello a punto de derretirme cuando me abrazas y te respiro fuerte y tranquila. 
He amado antes pero no así. He querido pero no bien del todo y me doy cuenta al paso de los días cuando el amor ha sido lo que nos ha hecho mantenernos juntos, con pureza y prestancia, con retos y desafíos. 
Por todos los amaneceres en el Nilo;en Paris o en San Sebastián. No puedo desgastar los recuerdos felices que me han traído de los mejores años de mi vida, que sin pensar y siempre valientes hemos mantenido y seguido hacia adelante. 
La belleza de los momentos por los que he sentido bendición, la amargura en cada despedida y cada “hasta mañana” separados, el descanso de un sueño a tu lado y la risa con cada caricia, en cada cerveza, en cada ruta en coche o en cada cama. 
Pero amor, no nos entienden y no nos entendemos. Nos hemos querido tanto que la tristeza a la que he dejado un hueco en estos días me acompaña dándome alegria con momentos preciosos que solo tú y yo sabemos lo que han significado. Y así es, aunque es difícil reposar el cerebro y apagar la máquina sigo aquí. Imperfecta y discreta escondida para esperar a que esta lluvia interna se pase. 
Te di el fin de mis días sin pensar que llegaría pronto y hoy con mi corazón frío en las manos espero sin esperanza, e intento rezar todos los mantras que se para que esta discordia no me torture eternamente. Me preocupa el olvido, que como aliado te tiende la mano para devolverte el latido y me aterra que me recoja pronto; por qué no lo merece esta historia, no merece un final de recuerdos en vez de sueños y oportunidad. 
Cuando me acaricias
En ese momento apareces. Con el viento de ese octubre que nos ha cambiado los días. Pero ya en noviembre. Con tu sonrisa descosida y mi corazón contento por traerte a casa hoy. 
Nos sentamos y te oigo respirando a mi lado, con paciencia mientras te explicas y te ríes , me sonríes y me enciendes la vida. 
Nos dimos los buenos días y nos los llevamos, nos enseñamos a querernos y nos lo quitamos. Nos desnudamos sin poder volver a vestirnos y nos fuimos. 
Y cambiando los pronombres, dejando los plurales me descubro en el río acostada antes de querer abandonar este lugar. 
Con las flores y mis sentimientos. La confusión y yo nos vamos a pasear y rendirnos al camino. Entregarme al tiempo y al invierno con la valentía que no me va a arrebatar el frío de esta maldita ciudad. 
Donde quería estar , donde me estaba buscando y donde voy a encontrarme se juntan pero se despegan también cuando me planteo mañana por la mañana sin la luz de tu voz o las cosquillas que me desmontan. Nos despedimos en la luz sin mirar atrás y con la ventaja de nuestro diálogo ganado, mi paso firme no me deja darme la vuelta y me dice, chica solo tú te aguantas así de bien.