miércoles, 1 de mayo de 2013

Arena y nieve

Abrí la puerta y todo era desierto. Arena y más arena. Aquella casa estaba completamente vacía de recuerdos. Vacía de cosas, de personas , de vivencias. Ya no era lo mismo; cuando me fui, aun había un sofá roto y estropeado donde mil veces habíamos festejado todos nuestros cumpleaños. La nevera que siempre olía fatal y la biblioteca donde se oscurecía la casa.
Aún recuerdo la primera vez que entré, y pensé la cantidad de cosas que iban a acumularse allí con el paso del tiempo; pensé que sería como un pequeño palacio divino solo para nosotras. Me hacía completamente feliz una llamada y pasar una tarde entre las paredes de esa casa. Sé que antes que nuestro, ese dichoso habitáculo tambien hizo feliz a otra familia. Ahora son paredes de recuerdos pintados con tinta invisible que dibujan corazones con nuestros nombres.
Espero que algún día podamos volver a recordar todo en el mismo sitio.

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