miércoles, 28 de noviembre de 2012

Noche tras noche, se apaga la luna

Era el último baile de fin de curso al que íbamos a ir y nunca quisiste comprarte un traje. En el fondo tú sabías que te prefería con traje y tú a mi sin él pero nunca fuimos de dejarnos ganar la apuesta.
Ahora todo está perdido, hemos perdido toda la fortuna que hicimos, se me han borrado los tatuajes que me hiciste y todas las historias que contaba por las noches ya están calladas.
Cerramos la puerta y apagamos la luz, dejamos de hacer ruido y de gritar para intentar concebir la idea de que el fin podría llegar.
Tocamos tantas veces el cielo que perdí la noción de la nación y del tiempo, Nueva York es demasiado frío como para pasear sin alguien a quien agarrarse y no quiero recuperarme.
Conseguí hundir tantas veces las llamas que ahora ya no me acuerdo de como crear incendios a partir de hielo y he perdido la práctica en ésto del odio; cuento más los días para dejarte que cualquier anhelo que pudiese rondar en mi cabeza.

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