lunes, 11 de julio de 2011

Siempre fui la casualidad que estabas esperando

Hace más de cuatrocientos veintidós días que la euforia se fue como vino , por calles anchas y aceras del mejor lugar del mundo.
Aquella vez me disfracé de amistad para tener que encontrar entre tantos millones de personas la casualidad que estaba esperando. Jugaste a ser persona de nuevo , a encontrar la casualidad que estabas esperando. Conmigo , contigo , qué bonito era el cielo y que brillo de ojos de niña perdida en suburbios.
Caricias suaves que entrelazaban manos cerca de un Starbucks, un lazo en una camiseta, pelo bien engominado y pintas de salir a la calle con los de siempre. Me moría de ganas de decirte que te querría para siempre, de decirte que porqué me hacías sentir tantos laberintos internos y discusiones conmigo misma.
Entre el infierno y el cielo estábamos nosotros , suspendidos en medio de nada, en un vacío del espacio-tiempo.
Era una lástima que todas esas nubes se deshiciesen cuando volvía a despertar, volviendo a pensar en la casualidad que estoy esperando , ¿sabes? Me muero por decirte lo mucho que te echo de menos.

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